martes, 14 de febrero de 2012

Dos cajas de pañuelos, una noche de insomnio y muchas lágrimas después...

Vale, me lo he prometido a mí misma.
Si escribir me hace llorar, lo dejo rápidamente y no escribo. Porque una cosa es el día libre, y otra es ponerte a llorar como una quinceañera en el trabajo ¿verdad?
¿qué os parece? Yo, Noemí, la tía súperdura, la mega-témpano, ja! la última vez que miré el reloj ayer eran las cuatro y media de la mañana. Calculo que entre mocos y lágrimas, habré perdido dos litros o algo así y tengo el cuerpo dolorido como si me hubieran pegado una paliza. No quiero hablaros de cómo tengo los ojos, que sólo doy gracias a Dios porque parecen dos rendijas y no se ve tanto lo rojos que los tengo.
Bueno, me he probado el disfraz, y ya lo he decidido, no voy de caribeña como dice en el paquete, ni de fulana como digo yo, no, voy a ir de Pantoja de Puerto Rico. Ayyyyyyyyyyy, en qué lío me he metido.
Claro, que no todo está perdido, todavía puedo ponerme enferma. Y no ir. Seguro que me da tal ataque de pánico que me pongo a hiperventilar y todo. Esto me pasa por bocazas!!!
Estoy pensando que yo también tengo que desengancharme, me he hecho adicta a Rafa, joder, ¿cómo voy a salir de esto? También pienso en las fases de ¿cómo se dice? cuando hay una pérdida muy grande y tienes que pasar por 5 etapas ¿no? Aunque creo que mis etapas están un poco desordenadas.
Tengo miedo de salir, emborracharme y ponerme a llorar como una vulgar gilipollas, llorando por su hombre, que es un bala perdida y estará por ahí también borracho pasándolo de puta madre porque por fin es libre. Jajaja, eso sí que es tener humor.
Perdonadme los desvaríos, pero yo, necesito mis seis horas, a ser posible seguidas, please.

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