viernes, 16 de marzo de 2012

Pepe consiguió morirse el miércoles.

¿Sabéis? Llevaba un mes intentándolo. Pobre Pepe. Tan enfermo y lúcido hasta el final.

Pepe era mi suegro, o mi ex-suegro si preferís. Mi historia con Pepe es curiosa, porque pasa del amor al odio más absoluto, pero lo mejor de todo es que me hacía mucha gracia. Un tío listo como pocos, de Carabanchel de toda la vida, vamos, lo que viene siendo un chuleta de tomo y lomo. Todavía me acuerdo una visita que le hice estando yo embarazada, a la que acudí con mi madre. La gorda y la vieja nos llamó el muy cabrón.

De todas formas, sé que voy a echarle mucho de menos. Pocas personas te hablan ya con esa franqueza, aunque sea para insultarle. Es curioso, porque ayer en el entierro y el día anterior en el velatorio yo no sentía la necesidad de consolar a Raúl, no, pero sí a sus hermanos, a su madre, a los amigos de su padre... Qué tristeza, madre mía.

Ya sé que es ley de vida y toda esa mierda, pero cuánto dolor. Lo peor de todo es que hacía un día radiante, debería haber una ley para que lloviera en estas circunstancias.

Mi niña se lo ha tomado bastante bien. Hay gente que se ha escandalizado porque ya hemos hablado de muerte, joder, ni yo estoy segura de si he hecho bien o mal. Pero entonces cuando vaya y el abuelito Pepe ya no esté ¿qué le van a contar? ¿Mentiras? ¿y la verdad cuándo? ¿Dentro de un año? No, mira, yo soy su madre, para bien o para mal depende de mi en casi todo, así que yo decido. Pobrecita.

Primero no quiso saber nada, y me sorprendió, porque yo esperaba más curiosidad, fui tonta, porque no conté con el amor que se profesaban esos dos. Ayer por fin se puso a llorar y entre hipidos me contó que ella esperaba pasar el día del padre con el abuelito Pepe.

1 comentario:

  1. Vaya, parece que hoy hablamos de cosas parecidas, ;) Deberíamos tratar a la muerte con mucha más naturalidad, y por supuesto yo pienso que haces muy bien hablándole de esas cositas a María, peo que muy bien.
    Besitos y ánimos,

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