Ayer vi cumplido un deseo que hace mucho tiempo tenía en mente.
No sé en Madrid, pero en Pelayos cayó una tromba de agua alucinante. Estaba yo tomando unas cañas en la terraza de la piscina, con Rafa y mi padre, y el cielo empezó a oscurecerse, el viento a soplar y soplar, las agujas de los pinos caían sin cesar. Y por fin... sí, la tan ansiada lluvia. Empezó tímidamente, aunque todo el mundo salió corriendo como si viniera un tifón, ¿no querían que lloviera? Que no era lluvia ácida por Dios. Vale, nosotros seguimos a lo nuestro. Había una paz...
Rafa se fue antes, porque iba a recoger la cena al chino (ñam, me encanta el chino), y yo me quedé con el Copi a tomarnos la última.
Y cuando fuimos a casa.... Empezó a llover más y más, cada vez más y más jajajaj, ya no era esa fina lluvia del principio.
¿Os ha caido alguna vez la lluvia encima en verano? A mí me pasó una vez hace muchos años, cuando era una niña, y me quedó tan buen recuerdo que tenía el deseo de que ocurriera otra vez.
Qué gusto. ¿Y sabéis qué? También me pareció de lo más sensual. Vamos, que si pillo a Rafa en ese momento nos lo hacemos en el césped.
Besitos
No hay comentarios:
Publicar un comentario