jueves, 24 de abril de 2014

Amanece que no es poco

Os lo podéis creer? Me he dormido!!!

Sí, me he despertado exactamente a las nueve menos cuarto. Y María entra al cole a las nueve. Genial. Estupendo. Maravilloso. El grito ha sido espeluznante, Maríaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!, jajaja, y la pobre ha pegado un brinco... Claro, que yo mucho peor. Absolutamente empanada, no sabía ni ponerme las zapatillas. Como tengo esa previsión tan maravillosa, he empezado a buscar en el armario a ver qué se ponía la niña mientras iba ladrando instrucciones: ¡lávate! ¡los dientes!, pero si no he desayunado mamáaaaaaaaaaaaaa. Nada, hoy no se desayuna, ¡que te laves los dientes te digo! Jooooderrrrrrrrrrrrrrr

Yo soy de las que prefieren levantarse una hora antes. En serio. Ahora sólo trabajo un día por la mañana, y cojo el autobús a las ocho y cuarto ¿no?, bueno, pues me gusta levantarme a las seis y media. Me tomo un café (el primero cuesta mucho), unos cigarritos y las noticias. Después una ducha calentita, lavado de dientes y despierto a María. Hago su desayuno tranquilamente, me cercioro de que tiene todo en la mochila, y de que sus calcetines son iguales, sandwich en la mochila, botella de agua... Nena, cierra bien la puerta cuando salgas, no te olvides luego de sacar a Lana y... Te quiero princesa, pásalo bien, (aunque no demasiado) y que tengas un buen día. Nos vemos a la noche.
Pues hoy he tenido que condensar eso en 10 minutos!!! Encima tengo que contar con el gilipollas de mi hermano, que ganas Dios mío de tener el carnet. Mi hermano es muy simpático, si le llamas para preguntar si lleva a Merry de paso que lleva a las suyas, te dice que por supuesto, eso ni se pregunta, si no le llamas todos los días para recordárselo se mosquea porque no le avisas. A todo esto, no contesta el móvil, los mensajes..., etc, etc, etc. Son "buenos", ya sabéis esa gente tan desinteresada que te hace cualquier favor, pero que te lo recuerdan una y mil veces. Dios cómo me joden. He vuelto a irme por las ramas.

Ah! Hoy he pagado mis primeras clases de conducir. Qué miedo, qué miedo, qué miedo. Digo yo que seré capaz, porque veo a cada gilipollas por ahí conduciendo..., vamos que premio Nobel no hay que ser.

Sigo con mi dieta. Y lo que me queda, jajaja.

Besos a tod@s

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